6.03.2007

La monarquia de Holanda: un filme los liga a los nazis

Se asegura que la empresa KLM transportó a jerarcas nazis a Argentina. El príncipe Bernhard de Holanda era el director de la empresa de aviación en 1945. Información que aparece así e el diario Clarín:
El programa Netwerk, de la televisión pública holandesa, emitió a comienzos de mayo un documental en el que se acusa a la compañía aérea KLM de haber organizado una "ruta de evacuación" de criminales nazis a través de Suiza. El destino final era Argentina. En aquellos años, los alemanes sospechados de ser criminales tenían prohibida la salida de su país.


Según documentos encontrados en Suiza, Estados Unidos, Argentina y Holanda por el periodista Sander Rietveld y el historiador Marc Dierikx, un representante de KLM en Suiza, M. Frick, pidió a las autoridades aduaneras helvéticas que permitieran la entrada en Suiza de pasajeros de KLM que llegaban desde Alemania sin la documentación necesaria. KLM niega en el documental que Frick fuera empleado suyo y anuncia que investigará estos hechos.

La información ya había sido revelada en el libro "La verdadera Odessa" del investigador norteamericano de origen argentino Uki Goñi, quien trabaja como periodista en Argentina desde 1975.

El documental provocó un fuerte escándalo en Holanda porque afecta a la familia real. El entonces príncipe Bernhard, padre de la actual reina Beatriz, era el director de KLM. El portavoz de la compañía, Bart Koster, dice en el filme que la compañía ya ha investigado acusaciones similares en el pasado sin encontrar nada sospechoso, "aunque eso no significa que se pueda descartar absolutamente". KLM cooperará, según Koster, si se abre una investigación independiente, como ya pidieron diputados, historiadores y los representantes de la comunidad judía holandesa.

Los hechos denunciados se basan en documentos desclasificados de la diplomacia estadounidense, disponibles en la web de la NARA (National Archives and Record Administration). Según estos documentos, mostrados en el programa, en mayo de 1947, la aerolínea escandinava SAS estableció un vuelo regular de Ginebra a Buenos Aires con escala en Lisboa. En una carta enviada el 1º de julio de ese año por el embajador de EE.UU. en Suiza, Leland Harrison, al secretario de Estado estadounidense, se afirma que SAS, KLM, Iberia y Swissair ofrecían "posibilidades de fuga". EE.UU. recibió esa información gracias a un acuerdo firmado en 1946 entre su embajada en Suiza y la compañía Swissair.

A pesar de este acuerdo, el cónsul estadounidense en Zurich, A.R. Preston, continuó denunciando la huida ilegal de alemanes hacia Argentina. En una carta fechada el 21 de julio de 1947 cita a Dorotea Schulz y a Klara Dekker, hijas de Schlottmann, "importante empresario del sector textil instalado en Argentina, que habría colaborado con el régimen nazi y que tenía buenos contactos con el Gobierno de Juan Perón".

El cónsul también denunció que la Embajada argentina en Suiza había entregado al menos 10 visados a ciudadanos alemanes que entraron ilegalmente en Suiza. Los nombres que aparecen en los documentos estadounidenses mostrados por la televisión holandesa no son de los principales jerarcas nazis que lograron huir de la Justicia de las potencias ocupantes.

Pero según las estimaciones del centro Elie Wiesel "cuya principal función es la búsqueda de criminales nazis, Argentina acogió a más de 150 antiguos miembros del régimen de Hitler. Entre ellos estaban Adolf Eichmann ¿responsable de logística del sistema de campos de concentración y exterminio¿ y Josef Mengele, médico jefe del campo de Birkenau, acusado de experimentar con métodos atroces. "Por ahora no hay pruebas que demuestren que estos personajes huyeron vía Suiza", asegura el documental. Se dice también que "el avión no fue el medio más común de huida sino el transporte marítimo".

La colaboración con el ocupante nazi no tuvo, en Holanda, la amplitud de Francia. Pero las autoridades de la época colaboraron con los nazis deteniendo a ciudadanos judíos y a varios centenares de gitanos y homosexuales. La compañía holandesa de ferrocarriles pidió perdón el año pasado por transportar gente a los campos de exterminio.